Toda empresa u organización nace con una visión o propósito a alcanzar (misión), para ello debe establecer los principios (fundamentos) sobre los cuales basará sus acciones (sistemas o metodologías), esas acciones bien pensadas conllevarán con el tiempo al alcance de sus objetivos.

Si con el pasar de los años, una determinada acción (sistema/metodología) ya no está siendo útil para el alcance de los resultados ¿qué se debería hacer?; ¿cambiar la visión o misión?, no, entonces ¿cambiar los fundamentos o principios?, nuevamente no, lo que hay que actualizar son las acciones, sistemas o metodologías. Es importante determinar la diferencia entre el fondo y la forma; los principios son las razones de ser, las formas son los nombres, días, frecuencias, metodologías, etc.

En el mundo empresarial se dice que las organizaciones no deben ser dirigidas por estrategias, por el dinero, por el líder o los sistemas, sino por una visión, por ese cuadro mental de lo que se quiere y se puede llegar a ser.

En este estudio vamos a hablar de estrategias de crecimiento, pero es preciso ubicar cada cosa en su lugar, ya que las estrategias son buenas siervas, pero malas jefes; es decir las estrategias deben obedecer a la visión, ya que la visión nos ayuda con el “qué y por qué hacer” mientras que la estrategia nos ayuda con el “cómo y con qué hacerlo”.

Por esa razón quiero mostrarles nuestra estrategia como un ejemplo de crecimiento. Así como nos enseñaron a sumar y restar con manzanas, el principio era aprender a sumar y restar, no eran las manzanas, esa era la estrategia. Así queremos enseñarles el principio del crecimiento de la iglesia a través de la estrategia celular. Aplique los principios que le sirvan, pero también use las formas que más le convengan.